Días de lluvia,

en los que solo los querría pasar contigo, días como hoy, días en los que estaría abrazada a ti sin mirar el reloj una sola vez, porque me da igual el tiempo, me da igual todo lo que pase a mi alrededor mientras tú estés a mi lado. Nada me hará cambiar de opinión, te quiero, te quiero aquí delante, diciéndome que lo puedes hacer, que puedes parar el tiempo y pasarlo conmigo. Porque yo sé que puedo hacerlo, puedo hacerlo por ti. Porque mi corazón no lo aguanta...Mi corazón te extraña en estos días de lluvia, en estos sábados  amargantes, días 39. Días... pasan más y más días y yo sigo aquí, esperando esos días que renueves mi cuenta, que hagas que mi corazón crezca y crezca. Que crezca tanto que no pueda parar y parar de pensar en ti, en pensar que estar junto a ti me haría feliz. Pero vuelvo a la realidad. Vuelvo a pensar que no pasará, o que si pasa, no pase aquí, que pase dentro de mucho, cuando vuelva a llover. Sé que el próximo día que llueva pensaré en ti, pensaré todo lo que acabo de decir y llegaré a la conclusión de que no quiero pasar el resto de mi vida sin ti. No lo aguantaría. Sería lo peor que me ha podido pasar. Y caigo, que también puede haber un por ciento de que tú y yo estemos unidos, no sé cuando, pero sé que puede haberlo. Seguiré luchando con el destino, contra mi egoísta pena, no pienso caer en ella. Lucharé por ti, por todo lo que un día será nuestro.
Día 39, confesiones.
Aquí queda todo lo que una niña-adolescente deja en su cuaderno de memorias.